En 2018 llega a Santiago después de recorrer el Camino Primitivo, antes había caminado por casi todas las rutas: dos veces el Camino Central Portugués desde Valença, también el Camino de Fisterra-Muxía, el Camino Inglés, el Camino Francés desde O Cebreiro; la Vía de la Plata desde Chaves y el Camino Norte desde Ribadeo.

Perteneció a la Associação dos Escoteiros de Portugal (Boy Scouts). Se define como un scout y cree que ser un scout y hacer el Camino es algo muy cercano, que es muy fácil que un scout acabe por hacer el Camino. En su caso ocurrió en el año 2010, después de haber visto la película The Way se dio cuenta de que eso era algo que tenía que hacer. Se dijo que tenía que hacerlo, compró todo lo necesario –mochila, botas, etc.- y se fue al Camino.

En su primer Camino disfrutó sobre todo del contacto con la naturaleza, los momentos de introspección y del estilo de vida del Camino: su carácter cosmopolita, los albergues. Le gustó todo. Después de tantos caminos y experiencias sigue valorando las mismas cosas, son esas las que le han hecho volver.

En todos sus caminos ha salido acompañado. Lo inicio con su mujer en dos ocasiones, con amigos, grupos pequeños, con su hijo… Pero quienes hacen el Camino con él son siempre personas que le conocen y saben que también le gusta caminar solo, que con frecuencia irá un poco más atrás o bien algo por delante de ellos, saben que la posibilidad de introspección que ofrece el Camino es importante para él. Luego, una vez en el albergue, en los pueblos, le gusta estar con los demás, comer y charlar con ellos.

Ha peregrinado también a Fátima, recorrió 250 kilómetros en 5 días, pero la experiencia no le enganchó tanto como el Camino de Santiago. Cree que es algo muy diferente, es más una romería que una peregrinación, algo para hacer en grupo y con un fuerte componente religioso, pero sobre todo, la diferencia la encuentra en que todo está muy estructurado y que casi todo el recorrido es por carretera.

El Camino de Santiago es otra cosa, porque ofrece a cada uno la posibilidad de encontrar su propio modo de peregrinar, el que le va bien: tú eliges si quieres caminar solo y contemplar la naturaleza, o si prefieres ir a un ritmo más o menos lento.

Ahora programa poco sus caminos. Al inicio sí lo hacía, en su primer y segundo Camino lo programaba todo: los kilómetros que recorrería, los lugares en los que dormiría… Ahora se siente más libre, más tranquilo, relajado. Lo único que pide es que en el lugar donde dormirá sea posible encontrar comida, que no se trate de un albergue aislado en un lugar en el que sería imposible encontrar comida, todo lo demás no es importante. Eso sí, con frecuencia trata de evitar los pueblos principales, sobre todo en el Camino Francés, porque le resultan demasiado comerciales.

Arlindo está además comprometido con el Camino desde el asociacionismo, pertenece a una asociación portuguesa de peregrinos –Via Lusitana- con la que participa en el mantenimiento, señalización y difusión del Camino Portugués. Por lo que sabe de sus compañeros, amigos y, sobre todo, por su propia experiencia, cree que quien hace el Camino una vez vuelve siempre.