Rabanal es uno de esos “milagros del Camino” de los que todos los peregrinos hablan, uno de los mayores milagros del Camino: un pueblo que hoy conserva su arquitectura tradicional en buen estado, mantiene una enorme vitalidad económica y social, después de décadas de abandono, despoblamiento…  ¡El Camino de Santiago hizo el milagro! Y no podemos negar que la Confraternity of St. James de Londres lo comenzó…

Desde el Códice Calixtino a nuestros días, Rabanal ha sido fin e inicio de etapa en el Camino Francés a Santiago, siguiente parada después de Astorga para la mayoría de los peregrinos.

El origen de Rabanal del Camino está vinculado a las peregrinaciones a Santiago pero también a la Orden del Temple, pues probablemente algunos de estos monjes caballeros se instalaron en el pueblo como avanzadilla de los Templarios de Ponferrada con la intención de proteger a los peregrinos que atravesaban los Montes de León hasta su llegada a El Bierzo.

Durante los siglos XVII y XVIII, Rabanal pasa a ser un importante pueblo “maragato”, es decir, un pueblo de harrieros. De hecho, llegó a ser el más importante de toda la región, contando entre sus habitantes importantes arrieros, ricos y acomodados, que dieron lugar a algunas de las casas y edificaciones que todavía se conservan.

La riqueza de Rabanal se mantuvo en el siglo XIX, siendo entonces cabeza de un Ayuntamiento que concentraba servicios para numerosas poblaciones vecinas: escuela, cárcel, hospital de peregrinos… Sin embargo, los avances tecnológicos y los cambios sociales acabaron poco a poco con la actividad arriera, lo que hizo que Rabanal se sumiese en la crisis de la que sólo salió gracias al Camino de Santiago.

Aparece aquí un protagonista esencia de la revitalización de Rabanal: la Confraternity of St. James de Londres. En 1991, cuando la localidad estaba prácticamente abandonada y desierta, algunos de los miembros de esa organización fundaron un el primer albergue de peregrinos, el refugio Gaucelmo, punto de partida de la resurrección del pueblo, actualmente lleno de vida.

Al peregrino o viajero que pase por Rabanal, le recomendamos fijarse en su arquitectura tradicional, en la que destacan las portadas de algunas de las típicas casas maragatas, pero también visitar sus tres iglesias: la ermita del Bendito Cristo de la Vera Cruz, del siglo XVIII; la ermita de San José, también del XVIII, y, en la parte más alta de Rabanal, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, templo románico del siglo XII, probablemente de origen templario.