Este ha sido su primer Camino. Conoció el Camino de Santiago a través de películas y de un documental, pero fue una amiga -con la que finalmente vino a España- quien le planteó la posibilidad de planearlo y prepararse, le preguntó: ¿quieres hacer el Camino? Su amiga quería hacerlo sobre todo por razones religiosas, ella no, no es que no tenga un lado religioso o espiritual pero no es practicante y, en principio, lo que le interesaba del Camino era su carácter de aventura.

Más tarde su madre enfermó, tuvo un cáncer. Aunque ella vive en Estados Unidos, sus padres viven en México, en un pueblo y región que tienen a Santiago como patrón. Con la enfermedad de su madre, recordó cómo ella había caminado una vez a la iglesia de Santiago durante su fiesta para pedir al Apóstol ayuda para su hijo, pues estaba embarazada y tenía problemas de salud. Todo salió bien, su hermano nació sano y fue bautizado como Santiago. A partir de estos recuerdos ella acabó dándole a su Camino un sentido similar, el de algo que hacía también para pedir algo al Apóstol: para pedir por su madre.

Las dos amigas eligieron recorrer el Camino portugués en función del tiempo del que disponían, sobre todo por su amiga que no disponía de los días suficientes para recorrer el Camino Francés entero, pero sí el Portugués desde Lisboa.

Comenzaron el día 7 de junio en Lisboa. Estaba bien informadas y preparadas físicamente. Al principio caminaron juntas y de forma muy organizada, pero después de una semana comenzaron a dejar que cada una siguiese su ritmo, se separaban y caminaban con otra gente. Ella caminó mucho con una mujer rumana, una peregrina con experiencia que le preguntaba siempre por qué necesitaba planear todo tanto, animándola a dejar el teléfono, el mapa… Continuó bastante tiempo intentando organizar su Camino, pero su nueva conocida le ayudó mucho a cambiar.

Se dio cuenta de que en el Camino cada uno acaba por buscar y encontrar lo que necesita. Así la amiga con quien partió de Estados Unidos quería encontrar gente, estar con los otros, mientras que ella descubrió que prefería un poco de silencio, la tranquilidad que encontró caminando con esta mujer rumana a lo largo de dos semanas. Caminó con su nueva amiga pero, sobre todo, compartiendo con ella silencios, fue como un aprendizaje, luego se separaron, entonces ella ya sabía que estaba preparada para caminar sola. Los últimos 12 días de Camino solía caminar sola y en silencio, le encantó.

Respecto a su compañera inicial -la amiga con la que vino y ahora se ha reencontrado en Santiago-, no hubo ningún problema entre ellas, simplemente cada una encontró e hizo su propio Camino.

Gracias a haber hecho su propio Camino cree que lo que consiguió fue encontrar, de algún modo, su propio ser. Se encontró con ella misma, durante las mañanas podía reflexionar sobre su vida, sobre los detalles y cosas para los que nunca tiene tiempo, se dio cuenta de cómo el tiempo se pierde con frecuencia en cosas que no tienen importancia. Las cosas cambiaron en el Camino, al final y ahora a su llegada a Compostela ,suele rezar, dar las gracias a Dios por la mañana. Siente que vive en el presente, que está en el momento presente. Para alcanzar este estado fue fundamental el aprendizaje del Camino: el aprender a perder la prisa, dejar de organizar y anticiparse, disfrutar del momento. Al final lo importante era caminar y no estar siempre pensando en la llegada.

El Camino ha sido para ella una lección de vida. Enseguida se olvidó del sufrimiento físico del inicio y empezó a vivir esa lección de vida. Por un lado dio un gran valor a las cosas simples y fáciles, pero también ha aprendido a confiar en que las cosas difíciles pueden resolverse, en que al final todo acaba por salir bien. Aprendió esto último de un modo muy práctico: perdió su cartera, con toda su documentación y tarjetas, aunque finalmente la recuperó, durante el tiempo en que pensó que no volvería a encontrarla se dio cuenta de que también en ese caso habría una solución.

La experiencia ha sido muy positiva, muy positiva para ella y también para su amiga. Las dos comenzaron con un montón de problemas físicos: alergia, fiebre… Pero al final todo fue tan bien que incluso se olvidó de comentarlo hasta ahora, porque luego todo fue fantástico. Ahora están en Santiago de nuevo juntas y han decidido continuar todavía unos días más, van a Fisterra-Muxía, quieren completar allí su Camino.