Empecé a recorrer el Camino en 2010, ocurrió en junio tras un momento de crisis. Me había arruinado, mi chica me había echado de su apartamento, tenía un coche y dormía en él junto al río, en Hamburgo, no me quedaban más que 500 euros, lo había perdido todo, una vida. En aquel momento pensaba: ¿qué puedo hacer?, ¿debería tirarme al río?

Al final decidí irme a Lourdes, en el sur de Francia, estuve allí 3 días, cada vez con menos dinero… Alguien me había dejado el libro de Paolo Coello, un audio-book, y conocía el Camino de Santiago, decidí buscar el inicio, ese lugar llamado Saint-Jean-Pied-de-Port. Llegué allí y busqué un lugar para el coche y, con una promesa hecha en Lourdes, decidí que caminaría hasta el final, llegaría hasta Fisterra.

Cuando llegué a Puente la Reina ya no me quedaba dinero, entonces pensé que no podía ir atrás, la falta de dinero tampoco me dejaba avanzar pero mi deseo de alcanzar Fisterra era más fuerte, tenía que seguir. Recordé que mi exmujer -¡20 años atrás!- me había enseñado a hacer masajes y decidí ofrecerlos a los peregrinos a cambio de algo de dinero para cubrir mis gastos… Funcionó, pude seguir caminando durante semanas.

Finalmente el 9 de julio llegué a Santiago y el 12 de julio a Fisterra. Había cargado con una mochila de 38 kilos, 32 al final del Camino, la mochila fue perdiendo kilos a medida que avanzaba, pero sobre todo mi cuerpo fue perdiendo peso también, me sentía mucho mejor al terminar. Finalmente conseguí dinero a través de una tarjeta de crédito y pude regresar a Alemania, con lo que había conseguido sabía que podría comenzar de nuevo mi vida allí, aunque al comienzo tuviese que regresar a casa de mis padres.

Comencé un nuevo trabajo con una organización que ayudaba a personas mayores con sus documentos y procedimientos burocráticos, a pagar sus seguros, arreglar sus pensiones, testamentos… Había siempre problemas porque algunas instituciones intentaban dificultar nuestro trabajo y pensé que era un buen momento para volver al Camino.

Era 2012 cuando empecé mi segundo Camino, de nuevo el Camino Francés. En mi primer Camino estaba deprimido, ahora no, ahora podía vivir una experiencia muy diferente. Pensé en unir mi Camino a una causa, era el año después de la privatización del agua en España y esa causa del agua le tocó, pensé que era una buena causa reclamar el derecho de agua libre para todos. Abanderando esa causa caminé desde mi casa de entonces en Stuttgart… y luego seguí caminando por esa causa, pensé en caminar desde el Cabo Norte de Noruega, pero todos me decían: ¡Imposible! Pero no era imposible, lo hice en 2013.

Empecé el 28 de junio de 2013 en la punta de Cabo de Norte y el 22 de diciembre llegué a Fisterra. Y en cuanto terminé empecé a pensar en otra aventura, no quería dejar de caminar, así que seguí recorriendo caminos, por ejemplo en 2016 recorrí el Camino de San Martín en Alemania, una parte del Camino de Santiago y luego la Via Francigena, desde Stuttgart a Roma, y allí, en la plaza de san Pietro, ¡pude hacerme un selfie con el Papa Francisco! Fue increíble, él se acercó porque vio que era un peregrino y hablamos de la encíclica verde, del cambio climático…

De vuelta a Alemania seguí con mis proyectos y, como me había tocado mucho el tema del agua, decidí hacer algo en África vinculado a ese tema. Puse en marcha proyectos vinculados a la ecología y decidí caminar de nuevo para conseguir fondos para la donación de un motor para una fuente de agua en Egipto. Esta vez caminé desde Fisterra hasta Estambul a través de caminos de Santiago y caminos a Jerusalén, recaudando dinero para la fuente y su motor…

La vida siguió y finalmente llegó esta Navidad, una Navidad muy especial que he pasado en el Camino, llegué justo el 31 de diciembre a Santiago y ahora me iré a Fisterra donde pasaré un tiempo organizando mi vida futura… Porque mi idea ahora está clara, quiero vivir en Fisterra, venirme a Fisterra definitivamente y establecerme allí, crear un negocio, comprar un piso en ese lugar… Con todas las vueltas que he dado siempre acabo en Fisterra y me he dado cuenta que es justo allí donde me siento en casa. La encontré en el Camino, encontré otra vida posible, no necesito más.