El peregrino que se acerca a Astorga puede divisarla elevada sobre la planicie, en el alto que antecede a San Justo de la Vega. Astorga es uno de los núcleos más importantes que atraviesa el Camino de Santiago, bien conocido por su riqueza histórica y patrimonial; gracias a su papel central en las comunicaciones romanas, posee además un importante papel como cruce de caminos y vías, siendo el punto de encuentro entre el Camino Francés y la antigua Vía de la Plata.

El origen de Astorga es romano, pues fue en tiempos romanos cuando se erigió como importante capital para el comercio del oro extraído de las minas de Gallaecia y Asturica. Por esta razón fue construida en un nudo de comunicaciones, en un punto central atravesado no sólo por la Vía de la Plata, sino también por otras ocho calzadas romanas. De la época romana la villa conserva numerosos restos arqueológicos, aunque la mayor parte están todavía ocultos en su subsuelo. Testimonio de este pasado es el propio Camino Francés, que en el tramo de entrada a Astorga todavía conserva algunos fragmentos empedrados de la vieja calzada.

Durante la Edad Media, Astorga vivió otra época de esplendor gracias al paso del Camino de Santiago. De esta época medieval sobresale su muralla, de la que se conservan sobre todo parte de sus basamentos romanos, reforzados por cubos semicilíndricos de diámetro variable. Los vestigios conservados están construidos con sillares de tamaño desigual que conservan numerosas inscripciones, fragmentarias o completas.

Probablemente estas murallas no son de origen romano, sino medieval, pero muy temprano pues sabemos que ya existían en tiempo de Almanzor (938-1002), cuyas tropas habrían causado en ellas numerosos desperfectos. De esos y otros daños habrían sido reparadas en una importante restauración realizada en 1230 por orden del obispo D. Nuño. Las murallas se mantuvieron durante siglos bastante completas, conservándose todavía cinco puertas en el siglo XVIII. Una de ellas, conocida como puerta del Sol, servía de acceso al Camino, que a través de ella alcanzaba la plaza del convento de San Francisco.

Precisamente cerca del convento de San Francisco se alzaba el hospital de peregrinos de la ciudad, dedicado a San Esteban y perteneciente a la cofradía de igual titularidad. La existencia del hospital está documentada en los siglos XV y XVI, apareciendo en dichos documentos ligado a la asistencia a los peregrinos y situado al borde del Camino Francés. Además del hospital de San Esteban sabemos de la existencia de, al menos, cuatro más, siendo finalmente los cinco fundidos en una única obra pía en el siglo XVI.

Del convento de San Francisco sabemos que su fundación es de la baja Edad Media y que según la leyenda se habría debido al propio san Francisco, sin embargo la documentación más antigua permite situar su fundación un poco más tarde, en torno a 1273.

De esas fechas también se tiene noticia de la existencia de una judería en el centro de la ciudad, de la que da cuenta el antiguo topónimo de una de las calles que desembocan en la actual Plaza Mayor: rúa das Tyendas.

Las arquitecturas y monumentos más famosos de Astorga tienen un carácter religioso ya que son, sin duda, su catedral y el Palacio Episcopal construido por Antonio Gaudí.

La catedral de Astorga está dedicada a Santa María, su arquitectura comenzó a construirse a finales del siglo XV, trabajando en ella algunos grandes arquitectos como Rodrigo Gil de Hontañón y Francisco de Colonia. La construcción se prolongó durante siglos, finalizándose en el siglo XVIII. La fachada principal y gran parte del exterior de la catedral son estilo Barroco pero la larga historia de su construcción y suma de estilos artísticos es evidente en su interior, con un hermoso conjunto de vidrieras, muchas de ellas del siglo XVI, una extraordinaria escultura románica de la Virgen de la Majestad y, sobre todo, el fantástico retablo mayor del siglo XVI, obra del escultor castellano Gaspar Becerra con una gran influencia de Miguel Ángel.

La ciudad fue durante siglos sede episcopal, el actual Palacio Episcopal se debe al mecenazgo de uno de sus obispos, el catalán Grau Vallespinós, quien encargó la arquitectura a Antonio Gaudí en 1889. La extraordinaria arquitectura modernista merece una visita también al interior, pues sus dependencias acogen numerosos elementos modernistas. Además, actualmente, el palacio es sede del Museo de los Caminos, creado a partir de una colección de piezas de arte sacro procedentes de toda la diócesis.

Otra arquitectura que recomendamos visitar es la de la iglesia de San Bartolomé, que todavía conserva algunos restos medievales, y entre la arquitectura civil el Ayuntamiento, edificio del siglo XVIII en cuya fachada se conserva una interesante reloj con autómatas.

Foto: Hemos tomado esta imagen del proyecto Commons Wikipedia, su autor es Javier Montes.