Paz y bien: la conclusión y el comienzo de un nuevo año supone siempre una invitación a seguir avanzando.

El tiempo, el calendario, al igual que el Camino de Santiago, delinea y supone una serie de etapas que hay que ir completando… Siempre mirando hacia delante, pero con los pies sobre la tierra; siempre bañados en el realismo del momento, pero también abrazados por el idealismo que mueve corazones hacia metas heroicas.

Mirar atrás, es reconocer el camino ya recorrido… mirar hacia delante, es como levantar la mirada y contemplar el horizonte hacia el que vamos.

Pero lo importante y decisivo es que estamos «en camino», es la hora del paso concreto, humilde paso que supone siempre un avance, aunque duela.

El Camino de Santiago es una sucesión de etapas que, como la vida misma, ofrecen siempre la oportunidad de seguir avanzando, incluso con sufrimiento y en medio de dificultades, que, a la postre, fortalecen los pies y el espíritu de la persona que camina.

Un nuevo año en principio es una proyección hacia el futuro que en realidad no existe (cuando llega es hoy, ahora), un juego numérico fruto de las matemáticas que nos ayudan a comprender parte del universo, pero no el corazón, el ser, el alma humana.

Por eso un año nuevo puede ser entendido como una nueva oportunidad, una nueva etapa, un seguir avanzando sin miedo, con esperanza, y siempre con la energía que da el amor y su hija la bondad.

Sigamos caminando en este nuevo año para ir construyendo, con las pisadas del amor y la solidaridad, un mundo nuevo.

Feliz año nuevo.

Ultreia et suseia («ánimo, adelante, siempre más allá y hacia el cielo»).

Paco Castro. Religioso franciscano y peregrino.