Torres del Río es un pueblo muy pequeño, cuyos habitantes no llegan a los 200 y, sin embargo, es uno de los lugares con más historia y más estrechamente ligados al Camino de Santiago, conocido por los peregrinos de todo el mundo por su extraordinaria iglesia del Santo Sepulcro.

Para situar mejor al peregrino, podemos recordar que la villa se encuentra a mitad de camino entre Los Arcos y Viana, dominando un alto junto a la colina de Sansol. Geográficamente, está al oeste de la Comunidad de Navarra, aproximadamente a unos 70 kilómetros de Pamplona, en la comarca conocida como Tierra de Estella.

En el pasado, Torres del Río sufrió varias invasiones musulmanas, siendo definitivamente reconquistado y cristianizado tras la toma de Monjardín. En torno al año 1100, contaba ya con un pequeño monasterio que fue donado al de Irache, al que perteneció por un período desconocido pues pocos son los datos históricos sobre la villa hasta 1341, cuando el pueblo fue entregado al señorío del Rey. En las disputas que enfrentaron a Aragón y Castilla en el siglo XV, acabó por ser anexionada a Castilla a la que perteneció desde 1463 hasta 1753.

Al igual que Los Arcos y las villas de su partido, Torres del Río presenta un casco urbano de trazado irregular debido a la peculiaridad de su emplazamiento en las laderas de una colina. El corazón de la villa es la plaza Padre Valeriano Ordoñez, en la que desembocan las calles principales. Dominando el caserío se alza la iglesia parroquial de San Andrés, imponente por su ubicación en la parte alta del pueblo.

La joya de Torres del Río es la iglesia del Santo Sepulcro, una de las más importantes del románico navarro del siglo XII. Se trata de una iglesia de planta centralizada octagonal, al modo del Santo Sepulcro de Jerusalén, planta y tipo arquitectónico utilizado por muchas órdenes de caballería como la Orden del Temple o la Orden del Santo Sepulcro. Todavía hoy la crítica discute sobre su origen y pertenencia a la Orden del Santo Sepulcro o al cercano y poderoso Monasterio de Irache.

Recomendamos especialmente al peregrino visitar el interior de la iglesia, ya que uno de los elementos más destacables de su extraordinaria arquitectura es el interior de su cubierta. Se trata de una bóveda de crucería muy cercana a las cúpulas hispano-musulmanas, pues sobre su superficie se entrecruzan ocho arcos formando una estrella y dando lugar a un octógono central con un círculo de lacería inscritos en él.

Fotos: Hemos tomado estas imágenes del proyecto Commons Wikipedia, su autor es Davidh820.