Antón Pombo es un peregrino experimentado, figura de peso del asociacionismo jacobeo y especialista en el Camino de Santiago. Como historiador, investigador y escritor, lleva décadas publicando libros, artículos y guías de los diferentes itinerarios del Camino de Santiago, siendo muy conocidas en la actualidad sus publicaciones en Anaya y Gronze. Precisamente Gronze está detrás de su nuevo proyecto: una guía de la Vía Francigena, el más famoso de los itinerarios italianos. Charlamos con él sobre el itinerario de peregrinación a Roma, sus diferencias y semejanzas con el Camino de Santiago.
-Estás trabajando en una guía sobre la Vía Francigena que aparecerá próximamente en Gronze. ¿Podrías presentarnos un poco ese proyecto? Por un lado, nos interesa cómo se concibió, que deseo hay detrás, pero también aspectos más prácticos: qué trabajo de campo has realizado, qué recorrido de la Francigena has elegido…
Fue una propuesta mía a la editorial. Casi siempre es al revés, me ofrecen proyectos, pero esta vez lo propuse yo porque quería hacer la Francigena, tenía muchísimas ganas. Me dijeron que sí al momento, porque querían tener todas las rutas de peregrinación, algo que prestigia a una editorial. Además, estoy intentando abrirme a otros caminos, en general mi interés es por las vías de peregrinación que pueden ser recorridas a pie y cuentan con un largo recorrido, no sólo el Camino de Santiago sino también otros itinerarios que cumplen estas condiciones.
Respecto al recorrido elegido, era inviable abarcar todo el recorrido, ya que el Camino comienza históricamente en Canterbury, lo que supone más de 2.000 kilómetros. Era inviable tanto para mí, como para ellos. Al final optamos por comenzar en Lausana, en Suiza. Esta ha sido mi peregrinación más larga, porque son en total unos 1.160 km lo que, contando algunas paradas para recoger información y la estancia en Roma, supuso 55 días de peregrinación. Caminé desde finales de agosto hasta el 13 de octubre.
Desde tus dos facetas, como peregrino y como especialista de las vías de peregrinación, ¿qué puntos fuertes destacarías de la Vía Francigena?
Hay muchas cosas muy interesantes en la Via Francigena. En primer lugar, destacaría el largo recorrido, la posibilidad que ofrece de conocer varios países, desde Inglaterra atravesando Francia y, en el tramo que yo he elegido, la posibilidad de recorrer Suiza e Italia de norte a sur.
Por otro lado, ofrece la experiencia de cruzar los Alpes, que es algo mítico. Personalmente viví una experiencia fantástica, también en los Apeninos… Digamos que desde el punto de vista del paisaje es una vía muy rica y variada. En ese sentido me recordó mucho al Camino de Santiago, porque cuenta también con una gran llanura al modo de la meseta, en la Padania (el valle del Po), y después con una diversidad natural muy rica: viñedos, olivos, bosques, etc.
Y desde el punto de vista del patrimonio es un itinerario riquísimo, a la altura o superior al Camino de Santiago, creo que sólo el Camino Francés puede competir en esto. Encuentras ciudades medievales amuralladas, pueblos y borgos fabulosos, todo bien conservado y cuidado… Y además acaba en Roma, un lugar donde podrías quedarte mucho tiempo.
Otro atractivo de esta vía sería la dimensión espiritual y religiosa. En el caso de la Francigena, encuentro esa dimensión espiritual en dos aspectos: el primero es la acogida, porque la acogida tiene lugar en gran medida en conventos y parroquiales, es decir, predomina la hospitalidad tradicional; por otro lado, la llegada a Roma, a la tumba de San Pedro, las basílicas, que constituye un atractivo evidente.
Otro atractivo para mí, es que hay poca gente. Este aspecto puede ser exagerado, agobiante. He pasado días solo, sin poder hablar con nadie en albergues ni en el Camino, o bien te encuentras gente que utiliza la infraestructura, pero no para peregrinar, hacen senderismo. Pero en Toscana y Lazio sí hay gente, en esa zona es similar al Camino. Por cierto, también es igual al Camino el tema de la credencial y tienen el Testimonium, nombre de su Compostela.
Se me ocurre también citar como algo positivo de la Francigena los aeropuertos, la presencia de aeropuertos que facilitan un rápido acceso y cuentan con líneas de bajo coste; también el hecho de que conserva un cierto punto de aventura y que, al estar empezando, hay un muy buen trato al peregrino, se permiten detalles que aquí serían ya muy difíciles.
-En la línea de la pregunta anterior, me gustaría conocer también qué puntos débiles has encontrado en la vía italiana…
Hay un punto débil fundamental: han construido la casa desde el tejado. En Santiago se empezó por la base, los peregrinos, las asociaciones… Allí comenzaron ya con una gran asociación con fondos europeos e instituciones, pero tuvieron que recurrir a la iglesia para el tema de acogida del que no se habían ocupado, la iglesia se prestó y sólo gracias a eso funcionó. Pero comenzaron todo desde las instituciones, por eso no hay un sentimiento “popular” de aprecio por la Vía Francigena como sí hay aquí por el Camino de Santiago.
Respecto a los números, es complicado, contabilizan a todos, incluyen a los senderistas… Pero si te limitas al número de Testimonium las cifras son bajas: la Asociación de la Via Francigena señala que en 2019 hubo 50.000 usuarios de al menos una semana de estancia, pero en Roma se barajaba la cifra de 10.000 el año pasado, y en 2019 sobre 15.000 entre los que llegan.
Hay problemas superados en el Camino que allí todavía están presentes: problemas de señalización, etapas mal señalizadas; además el itinerario no está fijado al cien por cien, cambia, se critican intereses locales… Está un poco inmaduro. Otro problema tiene que ver con el alojamiento, porque la iglesia no está en todas partes o no tiene suficientes plazas, hay poca oferta, albergues pequeños… Los días y tramos más concurridos hay que reservar, incluso con dos o tres días de antelación, porque un pequeño grupo puede llenar el albergue local.
Otro aspecto negativo es que la Francigena tiene todavía algo de segunda opción, por ejemplo, la mayoría de sus peregrinos han hecho ya el Camino de Santiago. La mayoría son italianos, luego Alemania, Francia, suiza y USA. Y, además, el hecho de ser una ruta tan larga tiene aspectos positivos, pero también dificulta establecer un punto de inicio. La mayoría de los peregrinos empiezan en Toscana, en Lucca… ¡pero así te pierdes los Alpes!
Y llegamos así a las comparaciones: ¿Qué crees que va a descubrir en la Francigena un peregrino acostumbrado al Camino de Santiago?, ¿y qué va a echar de menos?
Va a descubrir que están intentando por todos los medios que la Francigena sea el Camino de Santiago 2, pero sin conseguirlo. Es verdad que la Confraternita de Perugia, la HOSVOL… Están creando albergues, pero no es lo más visible. También van a descubrir el Camino de Santiago en los años 90, con todo empezando, la gente intentando agradar, te tratan bien, ofrecen ofertas para peregrinos… ¡Pero es más caro hacer la Francigena que el Camino de Santiago!
Van a echar de menos muchas cosas: organización, señalización, infraestructura, gente de muchos países… Y creo que espíritu caminero, porque hay gente, pero muchos son senderistas que pasan una semana en Toscana sin plantearse llegar a Roma, son visiones muy diferentes.
La presencia de gente de otros países, la presencia internacional, es muy restringida. Del mundo anglosajón un poco, pero casi nadie de Sudamérica (salvo de Brasil o Argentina), Asia (algunos de China, Corea del Sur, Japón), muy poca presencia de Europa del Este, etc. Y mucha gente, aunque tiene buena voluntad, no te da la información que consigues aquí, falta información. Eso sí, la iglesia está más presente que aquí, con bendiciones, misas, alojamientos, etc.
–De cara al futuro: ¿Ves posible un desarrollo en la Francigena similar al que ha tenido el Camino de Santiago?, ¿cómo podrían colaborar y alimentarse las dos peregrinaciones… habría que dar más peso a la unión de ambas metas de peregrinación: Roma y Santiago?
Estoy convencido de que va a tener éxito a medio plazo, porque ¡es tan bonito el itinerario! Pero tienen que cambiar la estrategia de promoción y comunicación, están equivocados con los códigos que transmiten. Tienen más éxito en el Camino de San Francesco porque hay más espiritualidad y más espíritu peregrino, por eso funciona. Para hacer senderismo cualquier lugar vale, por eso al centrarse en una estrategia turística fallan, porque compiten con todo el turismo, sin la especificidad de la peregrinación, del valor personal de la experiencia…
Respecto al recorrido Roma-Santiago, el Camino está señalizado en las dos direcciones, pero el 95% de los peregrinos que recorren la Francigena se limitan al tramo de norte a sur en Italia o, al máximo, desde Suiza. Creo que ambos caminos están condenados a competir, van a competir por captar peregrinos. De hecho, allí me decían: ¡tienes que decir a todo el mundo que venga porque aquí todavía hay poca gente! Y es legítimo.
Roma-Santiago / Santiago-Roma es un recorrido asumible troceándolo en varios años, es cierto que sería una posibilidad de colaboración, pero no es fácil. Al final, la Francigena es un eje norte-sur… Y, en cualquier caso, gestionar todo el recorrido, con Francia en el medio como colaborador necesario… Me gustaría que fuesen caminos de doble dirección y también que los españoles peregrinasen a Roma… Pero las dos cosas parecen difíciles.
-Como colaborador de la Fundación sabes que nos interesa la experiencia subjetiva de los peregrinos… ¿Podrías contarnos algo de tu vivencia como peregrino en la Francigena?
¡Ha sido una experiencia tan larga! Reconozco haberme sentido muy solo en la Padania, la Val d’Aosta… pero eso al final te refuerza y hace más duro, te enseña a valerte por ti mismo. Sí, he estado días solo, sin ver a nadie, caminando cenando y durmiendo solo. En Suiza me alarmaron los precios, albergues que cobraban 50 euros por cama y desayuno…
Pero también he vivido la experiencia de cruzar los Alpes a pie, una experiencia fantástica: llegar al Gran San Bernando, asistir a la misa y la bendición. Por otro lado, los italianos son muy hospitalarios, te tratan de maravilla, y las últimas dos semanas me lo pasé muy bien, con peregrinos italianos que te ayudaban a todo, cocinaban, reservaban… Y ahí conocí también a peregrinos de otros países. Y además el final fue fantástico: llegué un domingo y logré ver al Papa, entrar a la plaza justo cuando estaba el Papa. Fue algo muy cálido y especial ese final del Camino en Roma, similar a la llegada en la Edad Media. Y especialmente grata la experiencia de alojarme en albergues de hospitaleros: Vercelli, Pietrasanta, San Gimignano, etc.
-Inevitable preguntarte por el Camino de Santiago, ¿cómo ves el Año Santo que comienza?
Creo que va a haber una avalancha, que es lo que quieren muchos de los que están encargados del Camino. En ese sentido va a ser un éxito, pero creo que no hemos aprovechado la experiencia de la pandemia para redefinir el Camino y que, de éxito en éxito (numérico), llegaremos a la gran crisis. Espero que algunas rutas como el Camino Francés se vayan purificando, de hecho, la competencia de otros itinerarios está siendo buena, mejora el perfil de los peregrinos de largo recorrido en el Francés.
-Para terminar, querría preguntarte si ya tienes algún otro proyecto en la mente…
¡Sí! Recorrer el Camino de San Francisco y tal vez un libro sobre el Camino de Arles.