Frómista es una de las villas atravesadas por el Camino Francés desde, al menos, el siglo XII, cuando aparece citada en el libro quinto o guía del peregrino del Códice Calixtino.

Al igual que muchas villas y pueblos medievales, Frómista debe su existencia a la presencia de un monasterio cuya importancia y necesidades habrían generado un asentamiento en torno a sí. Nos referimos al monasterio de San Martín, fundado en el año 1066 por la viuda del rey Sancho el Mayor, quien, tras la muerte de su esposo, se retiró a vivir en su Castilla natal.

La construcción del monasterio se produjo a lo largo de varias décadas, dando lugar a una extraordinaria obra románica en torno al año 1100, arquitectura que, en el caso de la iglesia, no dista apenas de la actual, ya que a pesar de haber sido profundamente restaurada entre 1894 y 1904, la iglesia de San Martín de Frómista es uno de las arquitecturas románicas mejor conservadas.

La iglesia tiene una planta de tipo basilical, con tres naves de cuatro tramos y un transepto con brazos reducidos. De su exterior destacamos en primer lugar el juego de volúmenes, la gran nitidez con la que los distintos volúmenes del edificio que se recortan, limpia y armoniosamente.

Entre los elementos más impactantes destacamos las torres de su fachada, dos torres circulares que flanquean la portada central, así como el extraordinario cimborrio octogonal que corona el crucero.

Siempre en el exterior, animamos al visitante a dedicar un tiempo a la magnífica colección de canecillos del remate o alero que sostiene las cubiertas, recorriendo la parte superior de todos los muros del exterior. La iglesia conserva hasta 315 canecillos, esculpidos con una gran diversidad iconográfica o variedad de formas, entre las que destacan los animales: cabezas de perros, lobos, leones.

En realidad, desde el punto de vista artístico la mayor parte de los elementos de la iglesia es extraordinaria por la calidad de su ejecución y valor arqueológico o testimonial de lo que fue el mundo románico. Así podemos destacar también la perfección de los ábsides y el tambor, todos ellos segmentados por semicolumnas, o de los ventanales con arquivoltas; y, en el interior, el espléndido conjunto de capiteles, con cincuenta ejemplos del mejor románico.

La magnífica iglesia es sin duda uno de los hitos del románico español y, ciertamente, del mejor románico del Camino de Santiago, pudiendo relacionarse y situarse a la altura de grandes centros románicos jacobeos: Jaca, San Isidoro de León y Compostela.

¡No dejéis de visitar San martín de Frómista! Una obra arquitectónica monumental y extraordinaria, con dimensiones muy humanas, que ha visto pasar a los peregrinos a lo largo de 1000 años.

Foto: Hemos tomado esta imagen del proyecto Commons Wikipedia, su autor es PMRMaeyaert.