A lo largo de los siglos, muchos peregrinos han continuado su Camino hacia el mar, hasta las playas y santuarios de Fisterra y Muxía, muchos lo hicieron por las mismas razones que visitaban Compostela, para peregrinar a lugares santos, a santuarios cristianos; pero también muchos siguiendo tradiciones y leyendas antiguas, antropológicas, que se refieren a esas tierras como el fin del mundo, poniente de Europa, lugar de culto y rituales paganos.

Del lado del culto y la religión cristiana, estas tierras han estado ligadas históricamente al culto Mariano, presente en los santuarios de Sta. María das Areas de Fisterra y de la Virxen da Barca de Muxía. Nos interesa particularmente recordar que el santuario de Muxía habría nacido estrechamente ligado a la tradición jacobea pues, siguiendo al de la Virgen del Pilar de Zaragoza, se habría erigido en un lugar donde la Virgen se habría aparecido al Apóstol Santiago. Por su parte, Santa María das Areas se habría sumado al gran desarrollo que los santuarios marianos vivieron durante los siglos XIV y XV, manteniéndose particularmente viva a lo largo de los siglos XVI y XVII.

Respecto a las tradiciones y leyendas paganas, Fisterra sería una tierra hacia la que muchos viajeros y caminantes se habrían dirigido en busca de un saber sobre la vida y la muerte, siguiendo cultos anteriores no sólo al Cristianismo, sino incluso a la llegada de los romanos. Según estas tradiciones, Fisterra habría sido origen de numerosos cultos a la vida y rituales de fertilidad, integrados por los romanos en su propia religiosidad como cultos al sol, pero relegados o desaparecidos con la llegada del Cristianismo.

Lo cierto es que, a partir de la gran vitalidad del Camino de Santiago, el desarrollo del culto a la Virgen en la zona y las tradiciones paganas, Fisterra y Muxía se convirtieron en destino de muchos peregrinos a Compostela, hasta el punto de dar lugar a nuevas leyendas jacobeas.

Entre las tradiciones compostelanas ligadas a la zona, encontramos particularmente interesantes las que ligan estas costas a la concha vieira de Santiago. La concha fue vendida como símbolo de peregrinación cumplida en las calles de Compostela desde tiempos de Gelmírez, tradición que fácilmente impone una pregunta, pregunta que iría más allá de las discusiones sobre los cultos cristianos y paganos: ¿No preferirían algunos peregrinos continuar hasta la costa y recoger por ellos mismos ese símbolo?

A la tradición de la concha-vieira, se suma otro ritual que todavía pervive: la posibilidad de bañarse en las playas de Fisterra. Este ritual no es en absoluto secundario, recordándonos otros ligados al fin de Camino, como el de lavarse en Lavacolla, ya a las puertas de Santiago. Sin embargo, el baño en Fisterra, lejos de preparar al peregrino para su encuentro con Santiago, nos remitiría a un simbolismo distinto, simbolismo estrechamente ligado en el Cristianismo a la concha: el bautismo. El baño en las aguas de Fisterra y la obtención de una concha podrían ciertamente simbolizar un nuevo bautismo, al que se habrían sumado otras tradiciones como la quema o abandono de las viejas ropas o botas, todo ellos con un único mensaje: separarse de lo viejo para poder dar lugar a un nuevo comienzo.

Foto: Hemos tomado esta imagen del proyecto Commons Wikipedia, su autor es Gabriele de Roma.