Puente la Reina es para los peregrinos el punto de encuentro de diversos caminos, de los ramales aragonés y navarro del Camino Francés en España y, tal y como recoge el Códice Calixtino, de las cuatro grandes vías de peregrinación que atraviesan Francia: “uno va por Saint-Gilles, Montpellier, Toulouse y el Somport; pasa otro por Santa María del Puy, Santa Fe de Conques y San Pedro de Moissac; un tercero se dirige allí por Santa Magdalena de Vézelay, por San Leonardo de Limoges y por la ciudad de Périgueux; marcha el último por San Martín de Tours, San Hilario de Poitiers, San Juan d’Angély, San Eutropio de Saintes y Burdeus”.

Los peregrinos llegan a esta villa medieval caminando junto el monumento al Peregrino, continuando después su recorrido entre sus numerosos monumentos: iglesias, conventos, cruceros, casas nobles… y, sobre todo, a través de su imponente puente sobre el río Arga.

Según la tradición el propio nombre de la villa, Puente la Reina, proviene de este célebre puente románico, para muchos el más hermoso y equilibrado del Camino Francés. El puente habría sido construido en el siglo XII por una reina de Navarra, Doña Mayor esposa de Sancho el Mayor o Doña Estefanía mujer de García el de Nájera según la mayoría de los historiadores. Se trata de una estructura con seis arcos de medio punto de perfil alomado que originalmente contaba también con un torreón central hoy perdido. Dicha construcción habría permitido facilitar el paso de peregrinos y comerciantes por la villa, contribuyendo a la vez a su crecimiento e importancia.

Al igual que muchas villas medievales del Camino, Puente la Reina se organiza de forma longitudinal, siguiendo el recorrido del Camino, lo que ha dado lugar a su larga calle Mayor en torno a la que se disponen la mayoría de sus monumentos. Entre las arquitecturas de la ciudad destacan las construcciones ligadas a la presencia de los Templarios en la villa, como el convento de los Reparadores, antiguo hospital templario; destacamos también la iglesia del Crucifijo, unida al citado convento por un arco abovedado conserva en su arquitectura dos naves, una románica y otra ojival, y custodia un interesante Crucifijo renano del siglo XIV.

Siempre en torno a la calle Mayor, el peregrino puede visitar la iglesia de Santiago, que conserva una portada románica del siglo XII, si bien la mayor parte de su arquitectura es del siglo XVI y sus retablos de estilo barroco. También en esta iglesia se custodia una escultura de especial valor: Santiago el Beltza, para algunos el Santiago peregrino más conocido de todo el Camino de Santiago, talla gótica de gran calidad. Finalmente, muy cerca del puente el peregrino puede encontrar la iglesia de San Pedro, arquitectura de origen gótico que sufrió profundas reformas a lo largo de su historia.

Foto: Hemos tomado esta imagen del proyecto Commons Wikipedia, su autor es A Herrero.