Tiene 52 años y es periodista, un periodista con 30 años de experiencia en prensa, revistas.. Durante la mayor parte de su vida y carrera profesional evitaba definirse como cristiano, creía en la Biblia, era una persona con curiosidad por lo religioso, por Dios, pero siempre dejaba  esa dimensión de lado, la iba dejando.

Durante su primer matrimonio, que duró 19 años, vivió con una gran familia, éxito profesional, dinero… Pero hace algo más de diez años se divorció y comenzó una nueva vida, un nuevo negocio de publicidad y una nueva vida sentimental se casó de nuevo en 2008- entonces llegó la terrible crisis económica de aquellos años y perdió todo lo que tenía. Se encontró en la situación de tener que buscar cómo sobrevivir mañana, el progreso continuo hacia una vida mejor en el que había vivido se había roto.

A causa de sus problemas sufrió una gran depresión durante casi tres años, fue un tiempo horrible y muy duro, pero algo ocurrió también ahí. Su mujer y él compartían la pasión por viajar y conocer diversas culturas, en aquel período sólo veían esos lugares en la televisión hasta que un día dijeron: ¿por qué no ir nosotros?

Fue entonces cuando vio en una película la historia más hermosa que había visto nunca, mostraba aquello que. Sin saberlo, estaba buscando. La película era The Way y con ella apareció la idea de hacer una peregrinación. Necesitó todavía dos años para conseguir el dinero y el tiempo suficientes para poder ir al Camino, finalmente lo hizo en 2015, comenzó en octubre, en Saint-Jean-Pie-de-Port, caminó durante 40 días y llegó a Santiago el día 3 de diciembre.

En el Camino entendió que aunque Estados Unidos es un gran país, de algún modo allí viven en su pequeño mundo, porque están muy aislados culturalmente. En Europa, en el Camino, estás siempre cerca de las fronteras y vives la increíble experiencia de estar con gente de todos los rincones del mundo, caminando juntos con unidad, plenos, alegres por estar juntos, temporalmente como una familia. Fue una experiencia increíble, hizo amigos y compartió el tiempo con ellos, pero también con Dios. Después del Camino sintió que ya no podía vivir como antes, que debía vivir de un modo nuevo y convertirse en un modelo para otros.

Fue una experiencia fuerte y maravillosa, también físicamente, pero lo que le ocurrió después de caminar tanto tiempo no fue algo del orden de una revelación. En realidad, él se fue a su casa preguntándose qué había encontrado, si había encontrado algo o si significaba algo lo que había vivido. Como periodista lo que él sabe hacer es escribir, de modo que empezó a escribir para comprender su experiencia, a lo largo de dos años escribió un libro con cuya escritura podía revivir la experiencia, las relaciones.

A través de la experiencia del Camino y del libro fruto de esa experiencia pudo entender mejor lo que quería ser. No amaba muchas de las cosas que estaban ocurriendo en Estados Unidos, la idea de aislamiento de su país, piensa que la gente que ocupa el poder con frecuencia apela a lo peor de la gente, impone modos de pensar terribles, un pensamiento demoníaco. En Arkansas, encerrado en un mundo aislado y con esa actitud, él creía que otro modo de vida era posible y en el Camino pudo experimentarlo. Ahora cree que el mundo y la gente son buenos, la experiencia lo hizo un ciudadano del mundo. Piensa que si por un momento, por una vez, puedes sentir esa sensación de ser un ciudadano del mundo, en el sentido profundo de ser un ser humano y nada más, eso lo cambia todo.

La experiencia de solidaridad que vivió en el Camino lo llevó, al llegar a casa, al mensaje de Cristo. Eso ahora lo lleva con él, no hace falta estar en el Camino en España: se trata de ayudarse unos a otros, de expresar bondad aun con un corazón roto. Él que siempre había dejado para más adelante el conocer a Cristo mejor, ya no puede dejar de vivir su mensaje. Eso lo coloca en una posición difícil y como parte de una minoría.

Hizo el Camino de nuevo en 2016, esta vez con su mujer, y ahora es voluntario en Santiago durante tres meses, un tiempo suficiente para entender bastante un lugar. Sobre esta experiencia como voluntario en Santiago puede decir que de su primer Camino recuerda a 3 o tal vez 4 hospitaleros que fueron extremadamente amables con él, le dieron ciertas lecciones de vida y el deseo de poder dar ahora a otros lo que ellos le dieron a él. Se siente como un hospitalero, en el sentido de que es un peregrino que intenta dar lo que él recibió.

En realidad, esté donde esté, vive de algún modo en el Camino, tras escribir su libro viajó casi seis meses por toda América dando conferencias sobre él. El Camino es ahora parte de su vida. Se siente un peregrino: un peregrino va en una dirección y percibe (o busca) lo desconocido.

Ahora escribe otro libro, un libro sobre la diferencia entre estar persuadido (por otros) y estar convencido (por algo que experimenta él mismo). Él se siente una persona convencida, no persuadida.

No niega que en la vida siempre hay altibajos, pero ya no son muy fuertes, él puede vivir mucho mejor. Está en paz porque cree que está haciendo lo que quería hacer en la vida, por eso se siente bien caso todo el tiempo, sin necesidad de estar en el Camino.

No cree que existan muchas cosas que pueden cambiar la vida de una persona, no es una película o un libro lo que puede cambiarla, pero sí puede decir honestamente que el Camino cambió la suya. Cree que era una buena persona pero es ahora cuando está en contacto con esa dimensión, tiene los mismos defectos que antes pero es una persona mejor.