El Camino de Santiago está lleno de alternativas para dormir, muchas de ellas de precios muy similares, por eso no es tan fácil limitarse a recomendar los albergues como únicos alojamientos específicos para peregrinos. A lo largo de las principales rutas del Camino de Santiago los modernos hostel y los tradicionales hostales ofrecen precios competitivos y, fuera de las grandes ciudades, sus usuarios son principalmente de peregrinos.

Sin duda la mejor opción a la hora de elegir un alojamiento es tener en cuenta la personalidad y situación de cada peregrino, el tipo de Camino que desea realizar; pero también es importante conocer de forma general algunos  servicios, ventajas e inconvenientes de los diferentes tipos de alojamientos, empezando por los albergues.

Los albergues son los alojamientos más utilizados por los peregrinos, únicos concebidos de forma específica para ellos, presentes en todas las guías son sin duda muy aconsejables y llenos de ventajas.  Eso sí, el peregrino debe saber que a pesar de la denominación común existe una gran variedad de albergues: algunos pertenecen a administraciones públicas (municipios, comunidades autónomas), otros a entidades religiosas (parroquias, monasterios) y muchos de ellos son de titularidad privada, lo que da lugar a una gran diversidad de precios y servicios.

El aspecto más destacado por los peregrinos es que los albergues les permiten sentirse inmersos en el Camino, encontrar a numerosos peregrinos y compartir con ellos su experiencia. En los albergues los peregrinos socializan, pero lo hacen de forma “peregrina”, es decir, no tanto del lado de las actividades y juergas que promueven los hostel urbanos, como compartiendo experiencias, consejos, escuchando a otros…

En muchos casos los albergues disponen de servicios que favorecen esas experiencias sociales, sobre todo cuando ofrecen la posibilidad cocinar la propia comida o compartir la preparada por sus “hospitaleros” o encargados.

Entre los servicios de gran importancia para los peregrinos, casi todos los albergues cuentan con lavadoras y secadoras (servicios por los que normalmente debe pagarse) y, en general, quienes trabajan en ellos suelen tener mucha información y conocimiento del Camino, pudiendo resolver las dudas y preguntas de cualquier peregrino. Por otro lado, siempre más albergues disponen de buena conexión wifi, servicios de acceso a Internet y posibilidades para cargar os propios dispositivos móviles.

Otro aspecto muy ventajoso es el precio, suelen ser bajos, aún en el caso de los albergues privados, constituyendo –en general- la opción más barata para el peregrino. Los más baratos suelen ser los públicos, la mayoría municipales, con un precio de unos 6€ por noche. En el caso de los privados, los precios son algo más caros, manteniéndose en general entre 12-15 euros. Además, existen todavía algunos albergues de donativo, la mayoría de ellos de asociaciones de peregrinos o religiosos (parroquiales o de monasterios), pero no son muchos y en temporada alta suelen estar muy llenos.

Junto a todas estas ventajas existen algunos aspectos que, aunque para muchos son parte de la “esencia” del Camino, para otros puede suponer un gran inconveniente. El principal es el carácter comunitario de sus dormitorios, que a veces tienen un gran número de literas. Este aspecto es central en el caso de peregrinos que no consigan conciliar fácilmente el sueño en ambientes en los que los ruidos y movimientos están casi asegurados. Decir que algunos de los albergues más célebres del Camino han optado por, cuando la disponibilidad lo permite, ofrecer dormitorios para “roncadores” es muy clarificador sobre este punto.

Pero el principal problema con los albergues no se deriva tanto de sus infraestructuras como de la disponibilidad: en alta estación las camas se agotan muy rápidamente. Este problema es particularmente importante en el caso de los albergues públicos, en los que casi todas las camas se ocupan poco después su apertura, dando lugar a las tristemente célebres competiciones para llegar lo antes posible al final de etapa. Por este motivo es fundamental aprovechar, siempre que exista esta opción, la posibilidad de realizar una reserva on-line. En los albergues privados el problema no suele ser tan grave, si bien en alta estación y tramos del Camino muy concurridos también es necesario.

Por otro lado, las prestaciones que ofrecen están muy centradas en las necesidades de los peregrinos, pero no pueden ofrecer ningún servicio de lujo, lo que incluye la ausencia de sábanas de tela, un baño individual o siempre disponible no están garantizados.

Asimismo, la especificidad para peregrinos hace que la mayoría de los albergues permitan tan sólo una noche de pernocta y tengan horarios muy restrictivos: no suelen abrirse hasta las 12:00h. – 14:00h., se mantienen abiertos y accesibles solamente hasta las 22:00h. y suelen exigir al peregrino que los abandone antes de las 8:00h. de la mañana siguiente. No obstante, algunos albergues privados, e incluso públicos, ofrecen al peregrino la posibilidad de salir y entrar después de la hora e cierre.