Desde las dos asociaciones a las que pertenezco y que presido, FICS (Fraternidad Internacional del Camino de Santiago) y la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Astorga y Comarca, gestionamos albergues y seguimos recibiendo llamadas tanto de peregrinos interesados en caminar, como de hospitaleros que querrían trabajar este verano. De momento la respuesta es que la situación a corto y medio plazo es la que vayan dictando las autoridades sanitarias, pero lo que esto pone de manifiesto es que el deseo y las ganas están ahí.
Este momento es para reflexionar y trabajar. Reflexionar sobre lo vivido en el Camino, lo que está ocurriendo y hacia dónde va a ir este en el futuro, y a la vez trabajar, para en la medida de nuestras posibilidades, estar preparados en el momento en que el primer peregrino se decida caminar hacia Santiago. Creo bajo mi punto de vista, que el Camino de aquellos peregrinos que lo utilizaban para reflexionar, meditar, vivir una experiencia interior, religiosa… Ese Camino está salvado y esos peregrinos van a regresar.
La presencia de peregrinos y el aumento de su número está en función de que la situación se vaya normalizando, aunque quiero insistir que el éxito del Camino no lo medimos en cifras. Habrá que adaptarse a lo que la normativa diga en cuanto a ocupación de los albergues y trabajar con hipótesis de más y de menos peregrinos, pues nos podremos encontrar que haya muchos peregrinos que decidan utilizar el Camino para evadirse de toda esta situación que estamos viviendo y tendremos que estar preparados para afrontar los distintos escenarios. Realmente el Camino podría ser uno de los primeros ámbitos que resurjan después de la crisis y hay que planificar esa situación.
Respecto a estas semanas de confinamiento, y a los primeros meses de desescalada en los cuales, conviene recordar, el número de peregrinos no llegará ni mucho menos a las cifras de un año normal. Hablando sobre esto, alguien me dijo, y estoy de acuerdo con esta reflexión, que el Camino no es que espere o deje de esperar, simplemente está, como ha estado durante siglos con sus épocas de auge y de caída. Una parte de nuestro trabajo en esta situación se tiene que dirigir a mantener la llama de la ilusión en aquellos que quieren volver o venir al Camino, pues mientras esta ilusión exista, el Camino seguirá vivo. Esta es una de las tareas fundamentales en la que tenemos que trabajar las asociaciones, instituciones y personas vinculadas al Camino. Es decir, mantener el pulso del Camino, pues si conseguimos que el deseo de hacer el Camino permanezca en la gente, la peregrinación estará viva y volverá a tener peregrinos caminando y disfrutando de la experiencia jacobea.
Para ese primer esfuerzo y desde el momento en que haya un sólo peregrino caminando, al igual que ocurrió en los años 80 y 90, las asociaciones y otras instituciones vamos a tener mucho trabajo que hacer, y volveremos a estar los que estábamos en aquellos comienzos, ejerciendo sobre todo la acogida tradicional, porque lógicamente muchos albergues de los que viven del Camino no van abrir hasta que el número de peregrinos los haga rentables. Y nuestra fuerza reside en que somos voluntarios, y por eso estaremos desde el inicio a disposición de los peregrinos. Cuando esos pocos peregrinos comiencen a caminar nosotros estaremos disponibles, al igual que cada año estamos en invierno cuando muchos cierran. Facilitaremos y permitiremos la vuelta al Camino, ayudaremos a que se venzan las primeras reticencias y empiece a funcionar lo que siempre ocurrió en el Camino, el boca a boca, esta vez a través de los medios que la tecnología pone a nuestra disposición. Pienso que va a ocurrir, poco a poco, pues pesarán mucho más las ilusiones de la gente, que las reticencias.
De nuevo la Acogida Tradicional mostrará lo fundamental que es su presencia para el Camino como lo ha sido a lo largo de los siglos, con el espacio ganado en la peregrinación y que en estos años y que en estos años de “éxito numérico del Camino” se ha llegado a cuestionar su existencia. Las asociaciones y los voluntarios entendemos que lo importante son los peregrinos, sin pensar en el número, de modo que nos basta un solo peregrino para abrir un albergue y estar disponibles, si bien asumiendo que habrá que adoptar todas las medidas de seguridad e higiene necesarias para garantizar el bienestar de peregrinos y hospitaleros.
El Camino está y es realmente una esperanza para toda esta situación que estamos viviendo.
Juan Carlos Pérez Cabezas
Presidente de la FICS (Fraternidad Internacional del Camino de Santiago) y de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Astorga y Comarca.