Está retirado y ama recorrer las vías de peregrinación, puede permitirse recorrer muchas, seguir desde un santuario como en la Edad Media. Ama el Camino porque en él puede encontrar gente que, en su opinión, realmente entiende el mundo y la vida. Él piensa que no puedes creer en lo que te cuentan en la televisión o en las noticias, que hay una realidad que no es esa y con la que es más fácil estar en contacto en el Camino.

En 2004, estando enfermo en un hospital, tuvo un sueño y fue entonces cuando decidió hacer su primer Camino. Su primer Camino fue en Francia, caminó a Lourdes. Cuando alcanzó su meta se sentía tan bien físicamente que decidió continuar peregrinando a otros santuarios italianos: caminó a Asís, luego a Roma, a San Antonio en Padova y a San Giovanni Rotondo (hospital del Padre Pío).

Fue en 2006 cuando alguien le habló de Santiago, preguntó dónde estaba y le respondieron que en el norte de España. En esta ocasión de nuevo fue a Lourdes y desde allí partió para Jaca desde donde recorrió el Camino Francés hasta Santiago, continuando después a Muxía y Finisterre. Una vez más se sentía bien y decidió continuar hasta Fátima, regresando después a Finisterre.

Más tarde vivió una situación trágica, su pareja estuvo enferma de cáncer, sin posibilidades para esperar un transplante en la sanidad pública, este hecho les llevó a intentar entrar en programas privados que eran demasiado caros para ellos, intentó entonces conseguir donaciones pero no las consiguió. Ese hecho le hizo perder su fe en muchas instituciones y entidades, también religiosas, a las que se dirigió, pero no lo alejó del Camino. Al contrario, él le prometió que volvería al Camino por ella y aquí está, esta vez en bicicleta, recorriéndolo desde hace un año, un año ya tras la muerte de su pareja.

He encontrado mucha gente que comprende el Camino, su verdadera fe es en esa gente, siente un gran respeto por los otros peregrinos, peregrinos que hacen el Camino movida por sentimientos muy profundos. Esa gente está siempre en el Camino y cuando los encuentra son para él como faros, luces del Camino.

En su opinión cada uno debería empezar el Camino vacío, como un vaso vacío que puedes ir llenando a lo largo de la experiencia de la peregrinación, de lo que vas encontrando. En el Camino tu mente está libre, es fácil vaciarla de lo que la ocupa en la vida diaria, por eso allí puedes llenarla con nuevas experiencias. La respuesta que encuentras o te da el Camino no siempre es inmediata, puede no ser hoy o mañana, pero su experiencia es que siempre llega un día en el que esa respuesta te resulta útil. Recomienda que cada uno disfrute su Camino y luego verá lo que recibe, en algunas situaciones se te presentará.

Ahora, desde Santiago, irá a París y luego a Roma, donde cree que podrá finalizar esta peregrinación por su pareja. Pero no dejará de peregrinar, el año próximo le gustaría ir a Jerusalén. Ha vivido una pérdida trágica, pero encontró la paz en la peregrinación, a veces es  difícil, pero sigue adelante.