Ferrol debió ser uno de los puertos gallegos más frecuentados durante los siglos de oro de las peregrinaciones marítimas: entre los siglos XIII y XVII. Su puerto fue junto al de A Coruña el principal receptor de las naves con peregrinos procedentes de los países del norte -escandinavos, Islas Británicas o Países Bajos- lo que lo ha convertido en uno de los dos puntos de inicio del Camino Inglés en el territorio español. Así, el peregrino que llega por mar a Ferrol o que simplemente decide caminar a Santiago desde esa ciudad, podrá recorrer el trazado del Camino Inglés a lo largo de 118 km. y obtener su Compostela al llegar a Santiago.

Por otro lado, el puerto de Ferrol también habría recibido naves con peregrinos procedentes de otros puertos de Francia y el norte de España durante las continuas guerras y conflictos -como la Guerra de los Cien Años-, cuando la peregrinación por tierra era más peligrosa y difícil que el viaje por mar.

La historia de Ferrol está vinculada al mar, nació y se desarrolló siempre en relación a él, como un puerto privilegiado al estar al abrigo, en una ría particularmente protegida de la costa. Esa vinculación comercial y militar al mar, dio lugar a que en 1726 se convirtiese en la base naval destinada a controlar os intereses marítimos de España. A partir de ese momento la ciudad vivió un período de expansión que la convirtió en la que podemos visitar hoy: una ciudad hija de la Ilustración, del urbanismo y la arquitectura del siglo XVIII.

Sin embargo, la historia de Ferrol es muy anterior, existiendo noticias de una población con ese nombre desde 1087, fecha de la que se conserva un documento de donación al cercano monasterio de San Martín de Jubia. Existió pues un Ferrol medieval, cuyas huellas pueden verse en el actual barrio de Ferrol Vello, donde la arquitectura tradicional de las villas marineras gallegas –casas antiguas con balcones de madera y las viviendas con galerías del siglo XIX-, conviven con algunas huellas de las poderosas casas nobiliarias que influyeron en ella: los condes de Traba en los siglos XI-XIII y los de Andrade en los siglos XIV-XV.

Al siglo XVIII corresponde las grandes instalaciones marítimas: portuarias y defensivas. Su construcción fue el fruto de brillantes ministros como Patiño y el Marqués da Ensenada y supuso la creación de los dos nuevos barrios de Esteiro y de la Magdalena con los que se introdujo en Galicia el urbanismo ilustrado. El barrio de la Magdalena fue concebido como un espacio residencial de la ciudad, en el que se alojaron los altos funcionarios, militares y comerciantes y que, por su valor patrimonial, fue  declarado Conjunto Histórico-Artístico. El de Esteiro nació para albergar las viviendas de los obreros que debían trabajar en los nuevos astilleros e instalaciones portuarias y su trazado original contaba con seis calles paralelas.

A causa de su ubicación, el puerto de Ferrol fue siempre considerado como muy seguro, uno de los más seguros del mundo llegó a decir Juan de Molina en su descripción de Galicia de 1550, pero eso no evitó que continuase siendo un objetivo militar importante y que, periódicamente, sufriese ataques e intentos de conquista, el más famoso protagonizado por la armada inglesas en 1800, cuando llegó a desembarcar en la cercana playa de Doniños.

Por todo ello, Ferrol necesitó siempre importantes instalaciones defensivas, algunas de ellas construidas en tiempos de Felipe II, en torno a 1577, como los fuertes de San Martín, San Felipe y la Palma –estos dos últimos todavía custodian la ría y pueden visitarse accediendo por mar. Posteriormente, hacia 1750, fue construido un impresionante complejo militar proyectado por el ingeniero militar y arquitecto Julián Sánchez Bort, del que existen todavía numerosas e impresionantes trazas que vale la pena visitar: su monumental recinto amurallado del que todavía se conservan el “Baluarte del Infante” –actual Archivo Militar del Noroeste-, el “Baluarte de San Juan” y algunos restos del “Baluarte de Canido”.

Actualmente Ferrol cuenta con casi 70.000 habitantes y es una moderna ciudad llena de vida y nuevos proyectos artísticos y culturales. Sus propuestas culturales abarcan la programación de su magnífico Teatro Jofre –que también vale la pena visitar por su arquitectura modernista del siglo XIX- y moderno auditorio, a proyectos de arte urbano o callejero como el de Las Meninas de Canido. Además, ese Ferrol más moderno convive el su pasado y sus tradiciones, organizando durante la Semana Santa algunas de las procesiones más visitadas de Galicia y manteniendo abiertos a curiosos y especialistas los museos y archivos ligados a la armada y el mundo naval.

Foto: Hemos tomado esta imagen del proyecto Commons Wikipedia, su autor es Jcfidy.