Aaron llega a Santiago con su amigo Michael, los dos acaban de caminar juntos desde Astorga. Se conocieron en una revisión de exámenes nacionales de español, revisiones en las que se reúnen entre dos y tres mil profesores, y se hicieron amigos de inmediato. Los dos tocaban música y los dos tenían la experiencia de haber hecho el Camino en los años noventa. Eso fue los unió: la música, el Camino, su deseo de pasarlo bien.

Hizo su primer Camino en 1998. En los primeros noventa había visto un documental en la televisión pública con su padre y surgió un poco la idea, aunque tardó mucho en poder ponerla en práctica. Al final decidió hacer el Camino con su padre y hacerlo como su regalo de graduación. Se había graduado e iba a quedarse ese año trabajando en Inglaterra –donde había nacido- y su padre y él decidieron que antes harían juntos el Camino.

Cuando llegó el momento de poner en práctica su proyecto su padre estaba algo mal, se había operado recientemente y su forma física no era la adecuada, de todos modos lo intentaron y llegaron juntos a Pamplona donde, finalmente, se dieron cuenta de que él no podría seguir. Así, su padre se marchó y él decidió comenzar su Camino solo en Pamplona.

Pero la soledad duró muy poco, llevaba apenas dos horas de caminando cuando se encontró con un hombre, recuerda que estaba fumando un cigarrillo cuando lo encontró, y ya no se separaron, caminaron juntos hasta Santiago. Era 1998 cuando encontró a ese hombre, Carlos, de Ourense, y su amistad continúa todavía. En aquel momento Carlos se convirtió en una especie de guía, pues para él no era su primer Camino y ya sabía muchas cosas.

La experiencia de aquel primer Camino dio muchos frutos: para empezar la relación con Carlos que le dio la sensación de haber vivido algo muy diferente, una especie de hermandad, un propósito compartido, un cierto sentido de convivir con gente de una manera un poco fuera de lo normal. Recuerda bien que hablaban sin parar, hablaron todo el Camino.

Aaron piensa que ese es un aspecto fundamental del Camino de Santiago: la gente se abre más en el Camino. Hay mucha gente que decide hacer el Camino en momentos de crisis, en momentos de más apertura, y esa actitud de apertura se ha convertido en algo propio del Camino.

Con su amigo Michael, además de su reciente Camino desde Astorga, en el año 2014 vivió una experiencia particular: recorrió el Camino desde Le Puy a Santiago junto a una tercera persona, tocando y cantando, caminando a lo largo de algunos tramos. Su idea era, sobre todo, la de tocar y cantar. Fue fantástico.

Aaron realiza muchos proyectos en torno a sus Caminos. De su viaje de Le Puy, que prosiguió desde Santiago a Fisterra, surgieron videos. Más tarde se le ocurrió un proyecto de entrevistas a peregrinos y a, partir de él, la posibilidad de hacer un documental. En su viaje de 2014 ya había empezado a entrevistar a gente, quería hacer algo nuevo, le gusta hacer cosas nuevas, pero fue para este Camino de 2018 cuando concibió un formato de entrevista con 3 preguntas en un cierto orden y comenzó a filmarlas. Sus proyectos en torno al Camino son una manera de prepararse para él, pero también un modo de prolongarlo, porque ahora tiene que pensar qué hacer con eso, montarlo… Son proyectos que prolongan su Camino, que le permiten seguir en contacto con la experiencia del Camino.