En 1934 se descubrió el manuscrito de los relatos biográficos de Margery Kempe (1373-1438), un texto muy largo de comienzos del siglo XV del que hasta entonces sólo se conocían siete páginas. Es uno de los itinerarios más antiguos de peregrinación, un itinerario muy diferente a la mayoría de los que se conocen de esa época, pues, lejos de limitarse a descripciones y datos prácticos, se trata de un diario personal y subjetivo mucho más cercano a los relatos autobiográficos contemporáneos.

Margery es una figura extraordinaria y excesiva, para muchos una neurótica, para otros una mística, pero para la mayoría una figura que fascina y sorprende, hasta el punto de que dos reconocidos investigadores como Robert Plötz y Klaus Herbers no dudan en referirse a su itinerario diciendo: “¡Qué texto y qué señora!».

Nacida en Lynn en 1373, Margery se casó con John Kempe hacia 1393, naciendo poco después el primero de sus ¡14 hijos! Con el paso de los años nuestra heroína se fue haciendo cada vez más religiosa y llegó a experimentar visiones, si bien no todo fue maternidad y religión, Margery también buscó fortuna en el campo de los negocios, donde parece que sus esfuerzos empresariales fracasaron, lo que no la privó de su fortuna privada, muy superior a la de su marido, a quien salvó en más de una ocasión de sus deudas.

Su gran fortuna y los favores económicos que una y otra vez hizo a su marido, parecen haber sido la razón por la que él aceptó la decisión de Margery de desarrollar su vocación religiosa y emprender diversas peregrinaciones. Sabemos de las exigencias económicas de su marido a través de sus escritos, en los que Margery también se refiere a su cuidado: la habría acompañado en alguno de sus viajes y le habría pedido que renunciase al ayuno sistemático.

Los viajes de Margery comenzaron en 1413, llevándola a Tierra Santa y a numerosos santuarios de Europa. En su libro, su carácter aparece una y otra vez como un problema para su relación con los otros, a menudo se convertía en odiosa para sus acompañantes a causa de sus excentricidades, pasando continuamente de ser vista como una visionaria con alta inspiración a ser tratada en ocasiones como una loca. Los investigadores alemanes citados, Klaus Herbers y Robert Plözt, llegan a hablar de una mujer que sufría algo del orden de una “psicosis de estar parada”, más allá de los diagnósticos de salud mental, lo que sí podemos afirmar es que las peregrinaciones continuas de Margery parecen responder a algo casi de orden imperativo: no podía estar parada.

Fue en 1417 cuando estuvo en Compostela, tras toda una serie de vicisitudes y problemas de salud, Margery Kempe habría llegado a Galicia en barco desde el puerto inglés de Bristol. Según su texto, su vida habría estado en peligro, ante lo que habría recordado a Dios que todavía quería peregrinar a Compostela, momento en el que habría sanado, dirigiéndose por fin a Bristol para embarcar en la primavera de 1417.

Nunca podremos saber si sus comentarios son meramente autobiográficos o medió en ellos la mano de algún amanuense, pero lo cierto es que transmite sobre todo su vivencia personal, su deseo -casi imposición- de peregrinar a la tumba del Apóstol y su satisfacción por haber cumplido su peregrinación. Entre los escasos datos de orden más práctico recogemos los relativos a la duración de la travesía: navegaron siete días desde Bristol a Galicia, con buen tiempo y buen viento, mientras que la vuelta habría requerido tan sólo cinco días.

No dejéis de leer las peripecias de Margery Kempe, una mujer de carácter y un libro de aventuras editado y traducido a muchas lenguas.